jueves, 29 de noviembre de 2007

The Astronauts - Peter Pan Hits The Suburbs
A ver, si un tipo que se escucho la lista de Nurse With Wound completa, como así otras millones de bizarreadas te dice que este es uno de sus discos favoritos, es mas, que este es unos de sus tres discos preferidos de los ’80, que es “a true masterpiece”, como no le voy a dar una chance, como no lo voy a escuchar aunque sea para usarlo como vara para medir otros discos de mutant sounds en el futuro.
The Astronauts UK (no confundir con la banda de surf rock alemana del mismo nombre, en serio no es joda) son una banda de…a ver como decirlo…de punk y de folk. A diferencia de otras bandas que utilizan su amplia paleta de sonidos para crear algo nuevo y característico-el nombre Pere Ubu me salta a la memoria-, los Astronauts al contrario pasan de un extremo al otro, en el disco pueden convivir –no tan armoniosamente para mi gusto- temas punk de la primera escuela y pequeñas pincelas de un folk sutil y de primera calidad.
Peter pan hits the suburbs” comienza con un tema punk cabeza al mejor estilo Damned con la diferencia de unos arreglos de syntes y saxofón que transforma lo que parecía un tema punk normal en un comienzo inmejorable.
Una de las características particulares de la banda es que los ingleses hacen “casi-hits”, canciones que tienen todo para pegarla, para ser himnos generacionales, pero después ellos mismos se acuerdan que son unos hippies/drogadictos/anarquistas y se quedan ahí, a mitad de camino. El mejor ejemplo es “Protest Song” una emotiva canción acústica que recuerda al mejor Bowie (o por que no a Lou Reed de “Perfect Day”) una guitarra frotada, un pianito atrás, todos arreglos minimos pero después -obvio- enloquecen, el piano hace algo así como la oda de Morrison sobre Nietzsche, se juntan ruidos de todo tipo, parece que todo se va a la mierda para después retornar insólitamente a la guitarrita limpia otra vez. Este ejemplo sirve también perfectamente para explicar el fenómeno de los Astronauts, al comienzo de su carrera los shows de la banda se caracterizaba por reunir de manera cohesiva una gran cantidad de hippies y punk radicales por igual, y para el momento de su primer disco contaban con una gran base de fans, pero obvio sacaron el disco que nadie esperaba.
El resto de los temas siguen una formula parecida con la que The Fall viene conquistando corazones desde hace 30 años, es decir, bases post-punk, guitarras ruidosas bien arriba y syntes entrando y saliendo, jugueteando por toda la canción, lo que les juega en contra es la duración de algunas de las canciones, por ejemplo en “How Green Was My Valley” (homenaje al clásico hollywoodense?) se torna pesada al repetir durante 5 minutos y medio la misma base -atractiva es cierto pero al final cansadora-.
El tema del disco y tal vez el mas representativo es “Baby Sings Folk Songs”. Un delicioso arpegio de guitarra que se repite durante casi toda la canción, una flauta que silva una hermosa melodía que le da un toque medieval, lentamente va ganando en intensidad, entra la batería y se transforma nuevamente en un tema punk. Genial.
Después de varias escuchadas todavía me quedan dudas y una opinión mas bien ambigua, -no por que el disco no este bueno todo lo contrario me parece un discazo, un tesoro olvidado que merece mas reconocimiento en la historia del rock o aunque sea por lo menos ser citado por un par de chicos lindos de New Jersey en un periódico ingles como influencia de su banda- me queda la sensación de que no acabe de descifrar el enigma que es esta banda, me parece que eso recién se puede resolver escuchando mas cosas de ellos, cosa que haría sin ningún problema.

Bizarrez: 5/10 (En el contexto del punk/post-punk ingles el disco es bastante raro al esquivar algunos de las características propias del genero, igualmente comparado con el resto de los discos de mutant sounds es bastante normal)
Escuchabilidad: 8/10 (El disco es bastante accesible y aunque hay momentos en el que experimentan nunca deja de ser un disco que podría haber sonado tranquilamente en la radio)
Encopresis asegurada: 1/10 (el hacerte cagar en las patas no es una de las objetivos de los Astronauts, al contrario muchos de sus temas tienen climas bastante agradables)
Factor S (de snob): 8/10 (gracias a Internet y los blogs el post-punk –tal vez junto con el krautock- debe ser el genero que mas crecimiento y difusión alcanzo en los últimos años, aun así con la interminable cantidad de bandas que conocí en este tiempo, los Astronauts eran una completa incógnita, por eso que el Factor S es bastante alto)
Puntaje general: 8/10 (El disco en general esta muy bueno, tiene temas muy logrados y al final te deja con ganas de mas, no le puse mas por que el era el primer disco que comentaba y me daba cosita...)

Despues de todo esto no te lo bajas?

viernes, 23 de noviembre de 2007

Steaming Coils-Breaded LP
En esta primera, más bien segunda crítica de discos afanados del mutant sounds, se me ocurrió bajar, traicionando un poco a ese espíritu snob de frecuentar bandas alemanas previas a la caída del muro, una banda norteamericana llamada “Steaming Coils”. Entre la espumante oferta que desborda la página, opté por una banda que resultara algo accesible, a la vez que no tuviera un halo tan perturbador (estaba entre esta y la terrorífica experiencia que garantizaba una colección de casetes de música industrial japonesa).
Hay que remarcar como primera aproximación, que criticar un disco del cual no tenemos puta idea de la banda es como andar jugando al cuarto oscuro en una cristalería, y ciertamente uno se pregunta si no estará cometiendo tremendo acto sacrílego al estar lanzando hipótesis como un pescador sin boya. Es algo que yo suelo comparar con tratar de dar un diagnóstico a partir de un test psicológico sin tener la historia clínica del paciente.
Alejándonos de este túnel de acceso, vuelvo con la banda. Steaming Coils. Rebatiendo todos mis preconceptos (como quien tira una bomba brasilera y se tapa los oídos esperando la explosión), la banda tiene un sonido mucho más ear friendly que la mayoría de las cosas que me he bajado de esta página, y hasta cierta medida, se puede considerar que tiene bien logradas ciertas melodías pop. El disco empieza con Carne del sol -un título genial para una banda art punk- posiblemente el tema más pop (y mejor logrado) del disco. La primera vez que escuché el tema, en sus primeros tres segundos me hizo acordar un poco a King Crimson (esa introducción guitarrística a la Fripp), pero enseguida apareció una voz muy agradable, con una forma de cantar bien indie, que por ahí recuerda (sólo un poco) al formato de Pixies o Yo la tengo –principalmente por la voz de la mina de los coros detrás-. Una de las cosas más llamativas de la banda es la forma de cantar del vocalista –hasta donde sé, apellidado “Laner”-, que viene de un formato bastante pop, haciéndola parecer menos compleja de lo que en realidad es (está llena de subidas y bajadas pero sin picos pronunciados, como una montaña rusa en la que podés tomar tu coca sin que se te derrame). Lo paradigmático de ese tema en particular es el momento que dice “on the wheels, playing backwards”, momento en que las guitarras justamente comienzan a sonar como pasadas por una cinta puesta al revés. Precisamente, es algo que pasa con el disco, temas con una estructura bastante estable y hasta aterciopelada, hasta que aparecen los tijeretazos de una mano invisible que te convierte la canción en un collage esquizofrénico (escuchar cuántos de estos cambios súbitos caen en el tema Notes, un tema bastante interesante, no sólo por el sonido, sino por la lírica misma –"If I could read in any other language i would pick something i would wanna to see, and to think about it later when i was asleep"-). Luego hay temas bastante deformes como si estuviéramos zarpando en el viaje de ácido de un payaso de circo (Loosen love sick the shamrock), para terminar encallados en una isla remota que eventualmente reconocemos como el meado cobertizo de circo de unas cacatúas
Pasando la mitad del disco, ya los tipos comienzan a ceder más a sus desvaríos, como en Horse Power, en donde ya hay muy poco de qué aferrarnos.
Como pauta general, si tratara de encontrarle algún anclaje, diría que la banda suena un poco a Robert Wyatt (hay algunos temas que me recuerdan al Shleep), pero con la psicodelia bajada a cierta esencia indie bastante más estadounidense. Lo mejor del disco es precisamente esa capacidad interpretativa de la voz, bastante maleable y versátil, así también como ciertas melodías y las letras (que voy a tener que escuchar más atentamente- me olvidaba de mencionar las cítaras de On Studio Cassettes). Lo peor del disco vendría a ser la sección de vientos de algunos temas, que por momentos me remiten a las canciones más merzas de Frank Zappa (y su intento de superar la barrera interpretativa por medios digitales), siendo bastante repetitivas y medias forzadas.

Bizarrez: 5/10 (en los formatos de la música convencional sería considerado bastante extraño, pero tratándose de Mutant Sounds, es un disco bastante agradable y escuchable)
Escuchabilidad: 6/10 (Como dije, bastante ear friendly, aunque por momentos la experimentación sónica deriva en temas bastante carentes de forma)
Encopresis asegurada: 2/10 (Un disco en el que la oscuridad sólo se puede notar dándole demasiadas vueltas al asunto)
Factor S (de snob): 8/10 (Alardear que una de tus bandas favoritas es Steaming Coils –una banda de la que nadie te podrá discutir porque posiblemente no la conozcan-, te da ciertos puntos melómanos extra, pudiendo posicionarte un escalón más arriba del resto de los mortales fanáticos de otros discos estadounidenses indie mucho más populares. Emprender una búsqueda por el eslabón perdido entre melodías pop pegadizas y paisajes lisérgicos es una cruzada de la que muy pocos arqueólogos de lo alternativo han salido con vida)
Puntaje general: 6/10 (Un disco agradable, ciertamente disfrutable y a la vez complejo del cual habrá que darle muchas más escuchadas)

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jueves, 22 de noviembre de 2007

Shoulder of Mutton A-From outside to the inner side abyss *
*(originalmente parte de un largo post de degollandocisnes)
Esto es de lo más bizarro que me bajé en mi vida. La mayoría de los temas están precedidos, intervenidos o epilogueados por sonidos de cabras y chanchos, que inevitablemente hacen pensar en los clásicos mitos de imaginería satánica (si bien no se hace nunca específica mención de esto, cosa que paradójicamente podría darnos una mayor seguridad). La primera vez que escuché este tema fue en esas noches de insomnio, donde uno se encuentra entre la tremenda disyuntiva entre ver el video casero de Chachi Telesco o bajar discos de bandas minimal synth polacas de antes de la caída del muro de Berlín. Para los que suelen optar por la última opción, les cuento que en Mutant Sounds tienen música para rato, con un tipo que se hizo una torre de Babel de discos incluso inaccesibles para el melómano en peor estado terminal que alguien haya podido encontrar. La mayoría de las veces que me bajo algo, lo hago en base a la tapa del disco y la idea que me hago del contexto del determinado país (generalmente europeos) en la década en que fue concebido. Fue precisamente así que me topé con Shoulder of Mutton A, una banda para la que no hay Wikipedia que la salve del completo anonimato. Creo que si le diera una guitarra criolla al portero de mi edificio y le dijera que tocara covers de los Smiths en el boliche Machu Pichu, tendría más repercusión mundial que esta banda que estoy citando. Lo único que queda claro, es que formaron parte del corto movimiento de la Neue Deutsche Welle, una especie de movida New Wave entramada en el contexto teutónico de los ochenta. Todo lo demás son hipótesis, sólo tengo estos temas tan extraños como escalofriantes, y las fotos del inlet del vinilo, cuyas imágenes le hacen honor a la música. El collage, por más rústico que sea, me quita el aliento, los integrantes de la banda apoyados en las paredes de lo que me imagino un panteón, con cabezas de vacas suplantando a sus rostros humanos.El disco entero tendría que estar a su disposición para que lo apreciaran desde su orgánica y feroz excentricidad, pero suponiendo que muy pocas personas gustarían pasar el martirio de treinta y cinco minutos de canciones completamente laberínticas y estrafalarias (un sentido de lo estrafalario muy distinto de la absurdidad festiva de Zappa), les dejo sólo un tema, específicamente el que abre el disco, llamado “From outside to the inner side abyss”, un tema que con sus diez minutos es la epítome de todo el estilo y estética del disco.Podría hablar largo y tendido de todos los elementos que resultan atemorizantes en una canción tan larga, pero apartándome de mis instintos de intentar abarcarlo todo, sólo bastaría con quedarnos con los primeros minutos del disco, en donde tras un largo sonido de cabras y ovejas, se escuchan unos pasos distantes, que parecen bajar una escalera, de una manera segura y metódica, como alguien que se dirige sin apuro a realizar una actividad en el sótano de su casa. Lo particularmente interesante es que el sonido, distinto a la mayoría de las canciones con cierta puesta en escena, dígase por ejemplo la interesante adaptación de Bonnie & Clyde hecha por Tori Amos, no parte del punto subjetivo del polo activo de la acción (que en este caso supondría que el sonido fuera grabado desde los pasos adentrándose en ese mundo extraño lleno de ecos), sino que se posiciona del otro lado, desde el ser que aguarda en las profundidades del sótano o de la mazmorra, escuchando como son los pasos del otro, y no los nuestros, los que son registrados por la grabación. Este cambio de roles, precipitándonos a una dimensión inactiva, casi amordazada, logra el efecto de sentirnos como un niño escondiéndose de una representación terrorífica debajo de la cama, como si tratásemos de taparnos los ojos para no ser vistos, cuando sabemos que todo es inútil, que efectivamente llegará eso otro a tomarnos por completo. Efectivamente, la larga introducción de esta canción representa fielmente su título, hay algo que viene desde afuera hacia la parte interior del abismo, pero esos pasos, esas botas no son las nuestras, nosotros ya estamos en el abismo hace tiempo, quizás esperando, quizás acechando, o quizás atados a una silla, como si lo que escucháramos fuesen las botas de un militar dispuesto a ponerse medieval con nuestro culo hasta que le digamos hasta lo que no sabemos. Personalmente, yo me adhiero a este último punto, sobre todo por la serenidad y a la vez determinación con que esas botas bajan a por nosotros.Como había mencionado, la primera vez que escuché este tema no tenía absoluta idea sobre lo que me estaba enfrentando, y ciertamente, el miedo que me invadió todo el cuerpo fue tan grande que tenía hasta terror de pestañear. Una de las cosas que lo vuelven aún más perturbador es precisamente ese completo desconocimiento de la banda, esa idea nula sobre quiénes son aquellos que estamos escuchando. Aún escuchando discos de Charles Manson (he de aceptarlo, un snobismo un tanto morboso), el hecho de saber quién es la persona que compuso los temas nos da una mayor tranquilidad, poder anudar el terror a un rostro determinado nos da cierta garantía, una forma de mecanismo fóbico sobre el cual depositar en el afuera conocido nuestras fantasías más terroríficas. Pero con bandas como ésta nunca estamos seguros de lo que se proponían, de si lo lograron o no, de cómo fueron grabados, dónde y de quién eran esas botas. El miedo se forma como una nebulosa de sensaciones intensas sin encontrar representación, y no sabemos si acabamos de presenciar una muy lograda puesta en escena o si fuimos espectadores de un hecho abominable.