viernes, 23 de noviembre de 2007

Steaming Coils-Breaded LP
En esta primera, más bien segunda crítica de discos afanados del mutant sounds, se me ocurrió bajar, traicionando un poco a ese espíritu snob de frecuentar bandas alemanas previas a la caída del muro, una banda norteamericana llamada “Steaming Coils”. Entre la espumante oferta que desborda la página, opté por una banda que resultara algo accesible, a la vez que no tuviera un halo tan perturbador (estaba entre esta y la terrorífica experiencia que garantizaba una colección de casetes de música industrial japonesa).
Hay que remarcar como primera aproximación, que criticar un disco del cual no tenemos puta idea de la banda es como andar jugando al cuarto oscuro en una cristalería, y ciertamente uno se pregunta si no estará cometiendo tremendo acto sacrílego al estar lanzando hipótesis como un pescador sin boya. Es algo que yo suelo comparar con tratar de dar un diagnóstico a partir de un test psicológico sin tener la historia clínica del paciente.
Alejándonos de este túnel de acceso, vuelvo con la banda. Steaming Coils. Rebatiendo todos mis preconceptos (como quien tira una bomba brasilera y se tapa los oídos esperando la explosión), la banda tiene un sonido mucho más ear friendly que la mayoría de las cosas que me he bajado de esta página, y hasta cierta medida, se puede considerar que tiene bien logradas ciertas melodías pop. El disco empieza con Carne del sol -un título genial para una banda art punk- posiblemente el tema más pop (y mejor logrado) del disco. La primera vez que escuché el tema, en sus primeros tres segundos me hizo acordar un poco a King Crimson (esa introducción guitarrística a la Fripp), pero enseguida apareció una voz muy agradable, con una forma de cantar bien indie, que por ahí recuerda (sólo un poco) al formato de Pixies o Yo la tengo –principalmente por la voz de la mina de los coros detrás-. Una de las cosas más llamativas de la banda es la forma de cantar del vocalista –hasta donde sé, apellidado “Laner”-, que viene de un formato bastante pop, haciéndola parecer menos compleja de lo que en realidad es (está llena de subidas y bajadas pero sin picos pronunciados, como una montaña rusa en la que podés tomar tu coca sin que se te derrame). Lo paradigmático de ese tema en particular es el momento que dice “on the wheels, playing backwards”, momento en que las guitarras justamente comienzan a sonar como pasadas por una cinta puesta al revés. Precisamente, es algo que pasa con el disco, temas con una estructura bastante estable y hasta aterciopelada, hasta que aparecen los tijeretazos de una mano invisible que te convierte la canción en un collage esquizofrénico (escuchar cuántos de estos cambios súbitos caen en el tema Notes, un tema bastante interesante, no sólo por el sonido, sino por la lírica misma –"If I could read in any other language i would pick something i would wanna to see, and to think about it later when i was asleep"-). Luego hay temas bastante deformes como si estuviéramos zarpando en el viaje de ácido de un payaso de circo (Loosen love sick the shamrock), para terminar encallados en una isla remota que eventualmente reconocemos como el meado cobertizo de circo de unas cacatúas
Pasando la mitad del disco, ya los tipos comienzan a ceder más a sus desvaríos, como en Horse Power, en donde ya hay muy poco de qué aferrarnos.
Como pauta general, si tratara de encontrarle algún anclaje, diría que la banda suena un poco a Robert Wyatt (hay algunos temas que me recuerdan al Shleep), pero con la psicodelia bajada a cierta esencia indie bastante más estadounidense. Lo mejor del disco es precisamente esa capacidad interpretativa de la voz, bastante maleable y versátil, así también como ciertas melodías y las letras (que voy a tener que escuchar más atentamente- me olvidaba de mencionar las cítaras de On Studio Cassettes). Lo peor del disco vendría a ser la sección de vientos de algunos temas, que por momentos me remiten a las canciones más merzas de Frank Zappa (y su intento de superar la barrera interpretativa por medios digitales), siendo bastante repetitivas y medias forzadas.

Bizarrez: 5/10 (en los formatos de la música convencional sería considerado bastante extraño, pero tratándose de Mutant Sounds, es un disco bastante agradable y escuchable)
Escuchabilidad: 6/10 (Como dije, bastante ear friendly, aunque por momentos la experimentación sónica deriva en temas bastante carentes de forma)
Encopresis asegurada: 2/10 (Un disco en el que la oscuridad sólo se puede notar dándole demasiadas vueltas al asunto)
Factor S (de snob): 8/10 (Alardear que una de tus bandas favoritas es Steaming Coils –una banda de la que nadie te podrá discutir porque posiblemente no la conozcan-, te da ciertos puntos melómanos extra, pudiendo posicionarte un escalón más arriba del resto de los mortales fanáticos de otros discos estadounidenses indie mucho más populares. Emprender una búsqueda por el eslabón perdido entre melodías pop pegadizas y paisajes lisérgicos es una cruzada de la que muy pocos arqueólogos de lo alternativo han salido con vida)
Puntaje general: 6/10 (Un disco agradable, ciertamente disfrutable y a la vez complejo del cual habrá que darle muchas más escuchadas)

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